domingo, 3 de noviembre de 2013

LA NUEVA EDUCACIÓN EN SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN

El presente artículo es una síntesis del texto “La nueva educación en la sociedad de la información y de los saberes” de Roberto Carneiro, en dónde el autor revisa las sucesivas investigaciones e informes desarrollados a lo largo de cuatro décadas hacia la construcción de un nuevo modelo educativo europeo, que tiene como eje central la integración de las tecnologías de la información y de la comunicación al proceso educativo-formativo con todos los matices que ello implica.
La integración de las tecnologías de la información y la comunicación han cambiado nuestro mundo en todas sus dimensiones y la educación no ha estado ajena a estos cambios. La Sociedad de la Información ha supuesto un transformación radical en el acceso, generación, difusión y distribución de la información
Dicho cambio afecta a los lenguajes y a los medios e influye directamente en la forma en que la información se convierte en conocimiento y, por consiguiente, en la manera en aprender, estudiar y comprender nuestro entorno y aportarle sentido.
Roberto Carneiro distingue cuatro niveles en el proceso de formación de sentido. En el primer nivel se encuentra producción de la información, en el segundo nivel la transformación de la información en conocimiento, mientras que el tercer nivel hace referencia al aprendizaje y el cuarto y último nivel tiene relación con el metaaprendizaje (como elemento propulsor de la creación de sentido).
De esta manera, el futuro de la educación se nutre de escenarios diversos, donde el conocimiento y la profundización de éstos son de vital importancia para entender el presente.
En este contexto, una gran cantidad de estudios académicos e informes internacionales han contribuido a que las políticas educativas, tanto europeas como españolas, tengan como eje central las TIC como un factor insoslayable para la innovación en la educación.
La sociedad del conocimiento desde una mirada europea
A modo de contexto entenderemos “Sociedad del Conocimiento” como el grado de desarrollo social caracterizado por la capacidad de sus miembros (sector público, privado y sociedad civil) para adquirir y compartir información y conocimiento, desde cualquier lugar y en la forma que se prefiera. De esta manera, la sociedad del conocimiento contempla dimensiones sociales, éticas y políticas, además de la diversidad cultural y lingüística de cada nación, donde se incluyen las desigualdades, exclusiones y luchas sociales.

La “Sociedad del Conocimiento” sólo podrá definirse como tal, si tiene como objetivo que un mayor número de individuos puedan transformarse en “productores activos” de conocimiento y no quedarse como meros “consumidores pasivos” de lo que ya está disponible.

Desde 1976 numerosos estudios apuntan a la necesidad de fijar una dimensión de carácter general en lo que a políticas educativas se refiere, estableciendo un modelo común o proyecto europeo que defina los pasos a seguir en esta materia. El libro Blanco de la Comisión Europea de 1995, definió cinco objetivos estratégicos referentes a la sociedad de la información y del conocimiento: motivar la adquisición de nuevos conocimientos, aproximar a las escuelas y al sector productivo,  combatir la exclusión, fomentar la competencia en tres lenguas comunitarias y tratar de manera igualitaria la inversión en capital y en formación.

En tanto, el libro Azul del Grupo de Reflexión Europeo sobre Educación y Formación,  vino a completar las aportaciones del citado Libro Blanco, así incorporó cuatro temáticas fundamentales: construir la ciudadanía Europea, reforzar la competitividad europea, reforzar la competitividad y preservar el empleo europeo, mantener la cohesión social, y afrontar los desafíos y riesgos de la sociedad de la información.

Asimismo, El tratado de la Unión europea en los artículos 149 y 150, estableció las nuevas bases para que en la formación y en la educación se fomentara la “calidad”. En este escenario se lograron definir cinco elementos centrales: incentivo a la movilidad de estudiantes, promoción de la cooperación entre escuelas y universidades, incentivo al aprendizaje de lenguas, reconocimiento a los grados académicos, cualificaciones y competencias, y finalmente el desarrollo de la enseñanza abierta y a distancia.

De esta manera, la cooperación europea logró establecer tres ejes temáticos definidos por: el aprendizaje a lo largo de la vida, el impacto de las nuevas tecnologías (en los procesos enseñanza-aprendizaje), y el fortalecimiento de las relaciones y redes institucionales.

A lo anterior se suma las conclusiones establecidas en el Consejo Europeo de Lisboa (2000) que definieron un nuevo objetivo estratégico  para la próxima década basado “en el conocimiento, como principal motor para garantizar un crecimiento económico sostenible, con más y mejores empleos, y con mayor cohesión social”. En este contexto, el 14 de febrero de 2002, el mencionado consejo y la Comisión Europea, aprobaron 13 objetivos que pueden sintetizarse en:

  • Alcanzar la máxima calidad de educación y formación y alcanzar el reconocimiento internacional de las instituciones de educativas europeas.
  • Garantizar que los sistemas de educación y formación europeos sean compatibles, permitiendo el libre tránsito de los ciudadanos.
  • Asegurar que todas las personas que se han formado en cualquier parte de la UE tengan su reconocimiento en todos los estados miembros.
  • Garantizar que todos los europeos tengan acceso al aprendizaje a lo largo de su vida.
  • Convertir a Europa como un espacio de cooperación con todas las otras regiones y transformarla en el destino preferido para estudiantes, académicos y científicos de otras regiones.

De esta manera,  los escenarios de la educación europea a lo largo de estas cuatro décadas han buscado definir un proyecto común en lo que a educación y formación se refiere. Los últimos avances en esta materia aparecen en el Programa Integrado “Lifelong learning” o Aprendizaje a lo largo de la vida.

La UNESCO y su visión de futuro educativo

La Comisión Internacional para la educación en el siglo XXI (1996) presentó un informe titulado “la educación encierra un tesoro” en él se estableció la integración de tres elementos insoslayables en materia de educación: sistemas educativos o de formación abiertos y flexibles, aprendizaje y trabajo continuo, y un aprendizaje a lo largo de la vida que abarque el desarrollo personal, la cohesión social, y el empleo y la productividad sostenible.

De lo anterior se desprende una propuesta de aprendizajes verticales que se articula en función de cuatro pilares básicos: Aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a convivir juntos.

Aprender a ser: implica potenciar las capacidades de las personas para que puedan lograr un crecimiento integral que favorezca la autonomía, la toma de decisiones responsables, el equilibrio personal, la adquisición de valores y el respeto hacia uno mismo. Este pilar hace referencia al crecimiento espiritual y vivencial que aporta significado a la vida y a la construcción de felicidad.

Aprender a conocer: apela a obtención de conocimientos básicos de una gran cantidad de temas y conocimientos profundos específicos (de algunos temas en particular). Implica que el aprendizaje permita incorporar nuevos conocimientos a las estructuras ya establecidas.

Aprender a hacer: tiene relación con las competencias personales que permiten a los individuos hacer frente a las situaciones cotidianas, resolver problemas y encontrar nuevos mecanismos para hacer frente a diversos desafíos.

Aprender  a convivir: se refiere a la capacidad de las personas de entenderse entre sí, de comprender los puntos de vista de otros, aunque no se compartan o de realizar proyectos comunes para bien de todos. En suma, es aprender a vivir juntos.

Escenarios OCDE

En 2001 la OCDE publicó el estudio ¿Qué escuelas para el futuro? en él se evidencian seis escenarios estructurados para el 2020, que se agrupan en tres grandes categorías: escenarios 1 y 2 pertenecen a la “Extrapolación”; los escenarios 3 y 4 se refieren a la  “Reescolarización”, y los escenarios 5 y 6 hacen referencia a la “Descolarización”.

Escenario 1: “Sistemas escolares fuertemente burocráticos”. Está caracterizado por la primacía de los intereses administrativos sobre la autonomía de las instituciones, la  evaluación y rendición de cuentas son elementos distintivos de este escenario. Se hacen presentes la introducción de las tecnologías sin producir alteraciones organizativas.

Escenario 2: “Extensión del modelo de mercado”. Nacen las denominadas culturas de “consumo estratégico” donde la educación aparece como un bien privado, así los modelos empresariales y privados de gestión se establecen en la esfera educativa. La tecnología ocupa un papel renovador en la escena educativa.

Escenario 3: “Escuelas como centros sociales Básicos”. La escuela se alza como un instrumente eficaz para hacer frente a la fragmentación comunitaria, familiar y social. El aprendizaje acoge otras prioridades como: valores, comportamientos, ciudadanía, competencias, formación estética, etc.

Escenario 4: “Escuelas como organizaciones centradas en el aprendizaje”. La Sociedad del Conocimiento emerge como un tema prioritario, ya que permite el desarrollo de una cultura de calidad, experimentación e innovación. Florecen los modelos pedagógicos-constructivistas que favorecen el trabajo multi e interdisciplinar. El uso de las TIC en la escuela es un rasgo característico de este escenario, así como la movilidad y la flexibilidad del cuerpo docente.

 Escenario 5: “Redes de aprendizaje y sociedad en red”. Se caracteriza una multiplicidad de redes de aprendizaje, potenciadas por las TIC y el consiguiente abandono de las instituciones tradicionales (escuelas). Se expanden los modelos locales y comunitarios de educación. El sector público, central y burocrático retrocede y da paso la inversión masiva en TIC y en la formación de personal. De esta manera las fronteras entre profesor y estudiante, padre y docente, educación y comunidad comienzan a desaparecer.

Escenario 6: “Éxodo docente”. Distingue un escenario de crisis respecto a la oferta de profesores, desencadenado por el rápido envejecimiento de la profesión, baja autoestima docente, alimentada por el surgimiento de otras actividades profesionales socialmente ascendentes.

Escenarios para Portugal

Según Carneiro, el estudio prospectivo de la educación en Portugal denominado “2020: 20 años para vencer 20 décadas de retraso educativo” (1998-2000), estableció tres ejes para analizar el proceso educativo:

a) Cambio de paradigmas: del modelo industrial (pasado) a la globalización (presente).
b) Modos de prestación o formas de distribución: de sistemas uniformes (pasado) a la distribución segmentada (presente).
c) Fuerzas determinantes: de la conducción técnico-burocrática-corporativa (pasado) a las configuraciones del mercado (presente).

A partir de lo expuesto, hoy vivimos un proceso en el que debemos pasar de la “naranja mecánica industrial” hacia la edad del “conocimiento y de los saberes” (Carneiro). En este contexto, las tecnologías de la información y de la comunicación pueden ser una formidable herramienta ya que reunirían, según Carneiro, siete grandes posibilidades.

1. La promoción de un sistema abierto de saberes.
2. La evolución hacia tecnologías de aprendizaje frente a las tecnologías de la enseñanza.
3. La capacidad de transformar a cada estudiante en “investigador”.
4. La propagación de evaluaciones y exámenes interactivos por internet.
5. La formación de nuevas redes distributivas.
6. Capacidad de producir el desmantelamiento del régimen monopolista y masificado de la enseñanza.
7. La oportunidad para desarrollar un aprendizaje intergeneracional.

A través de este recorrido por las principales investigaciones e informes en materia educativa, el autor postula que es urgente una equilibrada apropiación de las TIC en el seno de las comunidades escolares, ya que “contienen un elevado potencial de renovación de las condiciones de educación y de aprendizaje a lo largo de la vida”. Lo anterior solo será posible tras la formulación de un nuevo contrato social que involucre no sólo a los agentes educativos, sino a la sociedad en su conjunto, donde participación y aprendizaje, sean los elementos esenciales de este cambio.

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